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viernes, 11 de marzo de 2011

Moraleja: no le des de beber a un vikingo cuando ha ido a la guerra.


Mierda.

Me he pasado con el alcohol. Puto Rakji. Era del fuerte. Yo y mi coleto de metal, venga beber y beber.
Un sargento sabio me dijo que el alcohol despierta a los fantasmas. Que en las noches putas de campamento los recuerdos de un guerrero, no importa cuán justa fuera su causa, bailan en las llamas de la hoguera, ante tus pupilas. Hechos infaustos que te acompañarán hasta la tumba. Y puede que más allá. Me pregunto si en el banquete de Vallhalla ocurre eso. Que haya un momento en que todos esos guerreros curtidos vean lo que han hecho en realidad: regar la tierra con sangre, hasta que un día la escupa toda y verás la que nos caerá encima.

Recuerdo la vieja canción serbia que cantaba una de las mujeres de un chetnik. Estaba teñida de melancolía. No sé que decía, pero la puta canción me sigue en sueños, me sigue, como la sangre que nadie ve en mis manos. Nadie, salvo yo...

No siento orgullo. Ni demasiado pesar, todo sea dicho. Eso es lo que a veces, me da miedo. Por eso no tengo tanto interés en salir de la isla. Porque yo tengo mi propia visión. Y creo que esto es uno de tantos infiernos, y que puede que estemos muertos. Me da igual. Sobreviviré, si hace falta, a mi propia muerte. Más allá de esto, me espera Valhalla, porque soy un guerrero. Porque he dejado muertos y viudas, huérfanos y lagos de sangre tras de mi. Lo sabía cuando me alejaba de Sierra Leona, tras entrenar a sus fuerzas. O de Georgia. Hogueras de hombres que cantaban tras de mi. Cantaban a su muerte, pero no lo sabían.
Como Scath, los entrenaba y me limpiaba las manos, apartándome de toda responsabilidad.
Pero descubrí hace un tiempo que el dinero no borra la sangre.
Sé que estoy muerto. Que esto es un infierno verde. Que morirán más, y yo lo veré. Condenado a mostrar la muerte, a querer morir y no conseguirlo.
Resulta que soy un sacerdote de la Muerte y yo no lo sabía.
Cosas que pasan.
Puto Rakjia.
Me voy a dormir. Paso de esta mierda. Ya saludaré a los muertos en sueños. Son los únicos que me acompañan. Y ríen.

2 comentarios:

Vórtice Marxista dijo...

Qué bonito es ser omnisciente y poder leer diarios en otro idioma.

Me encanta la profundidad que le estás dando al personaje de Tamer. A veces se nos olvida dotar a nuestros personajes de dimensión, de profundidad. Los jugadores que lean los diarios podrán saber un poco más de la personalidad del vikingo, lo cual quizá les valga para hacer lazos más fuertes.

Enhorabuena!

Virginia dijo...

A favoritos, del tirón. Tú sabes cómo me gustan estas cosas, Damián ^^ Pero me gustarían más narradas de viva voz, al calor de una hoguera, en directo. A ver cuándo cogemos a Isidro / Javier y nos largamos a su choza del campo, que tiene chimenea.